“Lo viejo funciona, Juan.”

“Lo viejo funciona, Juan.”
Una frase de El Eternauta que resuena más allá de la ficción.
En contextos de alta incertidumbre, muchas personas —y también muchas organizaciones— tienden a apoyarse en lo conocido.
En estructuras, métodos y vínculos que “funcionan”, aunque ya no sean del todo efectivos.
Porque lo familiar brinda seguridad. Y ante el caos, la previsibilidad se vuelve un refugio.
Desde la psicología, esto se observa con claridad:
El cambio implica un grado de incomodidad.
Y, muchas veces, preferimos lo limitado pero estable, antes que lo nuevo pero incierto.
Esto no es necesariamente un error.
Pero sí vale preguntarse:
¿Lo que sostenemos hoy lo hacemos por convicción… o por costumbre?
Preguntas como esta pueden marcar la diferencia entre sostener una estructura funcional y perpetuar una dinámica que ya no aporta valor.